Una supernova habría afectado la Tierra

La explosión de una estrella hace cerca de dos millones de años produjo muerte en la Tierra.

No fue una extinción masiva, pero debió haber causado daños. Ciertas evidencias sugieren que en África hubo pérdida de árboles y crecimiento de los pastos, tal vez por el fuego desatado por los rayos.

Eso sugiere un estudio de Adrian Melott, que reiteró hallazgos revelados el año pasado en Nature.

En esta ocasión en el artículo que aparecerá en el Astrophysical Journal, el científico sitúa la explosión a unos 150 años luz, suficiente para alcanzar el planeta.

En el estudio del año pasado, los investigadores habían sugerido no una sino varias explosiones de supernova que habrían alcanzado el planeta en distintas ocasiones, basados en rastros de isótopos de hierro-60 en el lecho marino.

“Tenemos más evidencias de la supernova ahora”, dijo. El momento de ocurrencia no está claro, pero sí la distancia a la que ocurrió”.

Estudios de 2003 sugerían que la zona letal para la vida en la Tierra por una supernova serían 25 años luz, pero el nuevo artículo duplica la distancia a 40 o 50 años luz, estimando que la que pudo ocurrir estaba a 150 años luz.

A esa distancia no es letal, pero sí produce afectaciones. Hay evidencias de que en esa época del Pleistoceno hubo pérdida de árboles en África.

El fuego causado por rayos produjo el daño, abonando el terreno para los pastos.

La afectación depende también de las condiciones interestelares en el momento de la explosión estelar.

Los rayos cósmicos llegan hasta la atmósfera baja. Los muones, unas partículas, tocan la superficie. Estos afectan más. Es como someterse a varias tomografías computarizadas en un año. Las mutaciones cancerígenas serían las consecuencias más obvias para la vida. El efecto no es muy duradero sin embargo.

No hubo una extinción masiva, aunque sí cierta mortalidad. Los rayos producen además la ionización de la atmósfera alimentando las tormentas eléctricas, que pudieron provocar más fuegos.

Se halló también que pudo haber una radiación azul en las noches, una situación nociva para los organismos.