Cofundador de WhatsApp, cuenta cómo Facebook se aprovechó de él.

Brian Acton fue el primero de los cofundadores de una las dos últimas grandes adquisiciones de Facebook en abandonar el barco capitaneado por Mark Zuckerberg. Ocurrió el año pasado, en una acción que fue replicada en mayo del presente curso por su compañero Jan Koum (que permaneció el tiempo justo para cobrar unos 850 millones de dólares que su compañero perdió debido a su temprana marcha, según las condiciones de su contrato). Hablamos, claro, de WhatsApp, que quedaba a partir de entonces descabezada de sus dos voces más importantes y a merced de la voluntad de su empresa madre.

Una fuga repetida hace apenas unos días por los cofundadores de Instagram, que hacen suya la huída en lo que parece una situación insostenible para con la voraz Facebook, que todo lo quiere y todo lo exprime. No son ni más ni menos que las consecuencias de dejar de ser independientes lo que han experimentado los cuatro fundadores de sendas plataformas, algo que ahora pone de manifiesto Acton, aquel que abrió la veda y que ya se ha posicionado de manera abierta en contra de Facebook a través de la campaña #DeleteFacebook que surgió hace meses en Twitter tras el escándalo de Cambridge Analytica.

Lo hace de manera exclusiva en una entrevista concedida a Forbes, donde habla de las idas y venidas que experimentó en la transición de plataforma independiente a propiedad de la mastodóntica Facebook. En ella se pone en relevancia, una vez más, que en la empresa de Mark Zuckerberg todo parece tener un tono más oscuro de lo que realmente uno puede pensar y que, pese a la inocuidad que se le presupone a una red social que solo pretende permitir a sus usuarios entablar conversaciones entre sí, al término de este año 2018 nadie volverá a poner nunca la mano en el fuego por las declaraciones presentes y futuras de Zuckerberg y compañía.

“Me enfada revivir eso”

Con estas palabras se refiere Acton a uno de los momentos cruciales de la compra de WhatsApp por parte de Facebook: el visto bueno de los organismos reguladores europeos. Bien es sabido que Europa, y más particularmente la comisaria de Competencia Margrethe Vestager, somete a severo escrutinio los movimientos comerciales de las corporaciones cuando se trata de grandes operaciones. Este fue uno de los casos, teniendo reticencias desde el organismo regulador debido a la posibilidad de que Facebook pudiera asociar en un futuro los datos de su red social con los de la plataforma de mensajería instantánea.

En aras de conseguir completar la compra, Acton, un perfil que había pasado la mayor parte de su vida empresarial fuera del radar de las grandes investigaciones, fue el encargado de convencer a la Comisión Europea –con el entrenamiento y órdenes de Facebook mediante– de que tal fusión de datos no era posible. “Me enseñaron a explicar que sería muy difícil fusionar o mezclar datos entre los dos sistemas”, explica el cofundador de la plataforma de mensajería.