Un equipo de la universidad de Oxford, en Inglaterra, ha desarrollado un dispositivo que ayudará a muchos padres, pues es capaz de descartar una de las posibilidades por las que llora un bebé: que le duela algo.
Los bebés pueden llorar porque distintas razones, hambre, sueño, susto o dolor, como algunos de los ejemplos.
Según los pediatras, el tipo de llanto y expresión del bebé cambian en cada ocasión, pero es muy difícil precisar con exactitud la causa exacta a partir de esta información.
Lo que la doctora Rebeccah Slater y su equipo han desarrollado es un dispositivo único que analiza las señales nerviosas del cerebro del bebé, asociadas con el dolor.
El dispositivo funciona acercando o pegando el sensor al cuero cabelludo del pequeño y así determinará si el llanto es causado o no por dolor.
El equipo ya ha probado con éxito su invento y ahora esperan poder mejorarlo para que pueda diferenciar entre dolores agudos y dolores crónicos.