El cristianismo y los derechos humanos

Los derechos humanos son derechos inherentes a todos los seres humanos, sin distinción alguna de nacionalidad, lugar de residencia, sexo, origen nacional o étnico, color, religión, lengua, o cualquier otra condición.

Los cristianos somos parte de esta tierra y de esta sociedad; en tal sentido, estamos bombardeados por las ideas, filosofías, costumbres y prácticas socioculturales de nuestra época.

REDACCIÓN VERACIDAD CHANNEL.

Los derechos humanos son derechos inherentes a todos los seres humanos, sin distinción alguna de nacionalidad, lugar de residencia, sexo, origen nacional o étnico, color, religión, lengua, o cualquier otra condición. Todos tenemos los mismos derechos, sin discriminación alguna.

Estos, son interrelacionados, interdependientes e indivisibles.

Cabe mencionar, que hay tres grandes principios con los que se reconocen: dignidad, libertad e igualdad (sin embargo, se han incluido “derechos” que se distorsionan esos principios).

Los cristianos somos parte de esta tierra y de esta sociedad; en tal sentido, estamos bombardeados por las ideas, filosofías, costumbres y prácticas socioculturales de nuestra época.

La Declaración de los Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas ONU en su primer artículo expresa que “todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos”. Cabe mencionar que todo parte de la Biblia en GÁLATAS 3:28 “Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.”

Por este acontecimiento, los seres humanos, sin excepción, están investidos de dignidad y tienen derechos iguales e inalienables, porque son hechos a imagen y semejanza de Dios. GÉNESIS 1:26 Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra.

Es decir, cuando se le niegan sus derechos, se le niega la dignidad que posee como criatura de Dios.

La Palabra de Dios y los derechos suelen converger porque ambos creen en “la dignidad inherente” de todos los miembros de la familia humana, como lo llama la Declaración Universal de Derechos Humanos, esta se refiere a el valor sin precio del hombre al cual se le merece un respeto singular. 1 CORINTIOS 6:20 Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.

Esta dignidad inherente a todo ser humano, va desde el comienzo de la vida hasta su ocaso. Y así como la Declaración, la Palabra de Dios predica el amor por todos los seres humanos y la necesidad de actuar cuando se está violando la dignidad humana.

Estos, también coinciden en afirmar que esta dignidad, y los derechos que se requieren para protegerla, no es solo una invención de los seres humanos o los gobiernos, sino que está presente en todos y cada uno de nosotros desde el momento en que nacemos.

Dadas estas afinidades, es a la vez sorprendente y trágico que las relaciones entre la religión y los derechos humanos sean problemáticas tan frecuentemente, en particular en tiempos recientes.

El Consejo Mundial de Iglesias posee una larga historia de participación en la elaboración de normas y criterios internacionales, así como en la lucha por la promoción de los derechos humanos. Por medio de su Comisión de las Iglesias para Asuntos Internacionales, el Consejo participó en la redacción de la Declaración de Derechos Humanos de las Naciones Unidas y aportó el texto del artículo 18 sobre la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión.

En donde mencionan que “El interés por los derechos humanos se basa en nuestra convicción en la que Dios quiere una sociedad en la que todos puedan ejercer plenamente sus derechos fundamentales”, La vida por ejemplo.