La granada serviría a pacientes con enfermedades neurodegenerativas

La asociación de la granada con el conocimiento, el aprendizaje y la sabiduría puede no estar lejos de la verdad, ya que el aceite de semillas de granada (PSO) contiene altas concentraciones de ácido punícico, un lípido de omega 5, uno de los antioxidantes naturales más fuertes conocidos por su capacidad de proteger al cerebro.

“La oxidación de proteínas y lípidos conduce al envejecimiento y la degeneración del cerebro”, explica la profesora Ruth Gabizon, investigadora de enfermedades neurodegenerativas en el Departamento de Neurología del Centro Médico Hadassah en Jerusalén. “Las células cerebrales mueren con el tiempo a partir de la adolescencia y no son reemplazadas”.

Las actividades cotidianas, como la digestión de alimentos y la respiración, crean radicales libres que dañan las células cerebrales y perjudican la memoria, la orientación y el estado de alerta.

El envejecimiento y la degeneración cerebral son procesos naturales e inevitables, explicó Gabizon, pero pueden acelerarse o frenarse dependiendo de nuestros hábitos.

“Si logramos controlar los niveles de radicales libres, quizás nuestras células funcionarán mejor y vivirán más tiempo”, explica Gabizon. “Aunque no seamos capaces de curar a pacientes gravemente afectados con enfermedades como el Alzheimer, ya que son diagnosticados cuando un gran número de células cerebrales han muerto, tal vez logremos frenar la enfermedad en las primeras etapas o incluso prevenir su inicio en personas sanas en riesgo de desarrollar enfermedades neurodegenerativas, al extender la vida de las células cerebrales y mejorar su funcionamiento incluso en condiciones extremas en las que el cuerpo está lleno de ‘basura biológica’”.

Los antioxidantes son conocidos por su capacidad de proteger al cerebro y las células del cuerpo. Se encuentran en alimentos como el arándano, el frijol, la alcachofa, la nuez y alimentos que contienen vitamina E.

Desafortunadamente, los antioxidantes que consumimos a través de alimentos y aditivos no siempre tienen el impacto deseado porque se consumen en una concentración demasiado baja o se descomponen en el sistema digestivo y, por lo tanto, nunca llegan al cerebro u otras células.

El reto, dice Gabizon, es asegurarse de que el aceite de granada que ingerimos y es filtrado por el hígado, llegue a partes del cuerpo que pueden beneficiarse.

Gabizon se asoció con el Prof. Shlomo Magdassi, del Centro Casali para Química Aplicada, el Instituto de Química y el Centro para Nanociencia y Nanotecnología en la Universidad Hebrea de Jerusalén, y juntos idearon una forma de descomponer el aceite en pequeñas partículas que pueden deslizarse por el hígado sin ser detectadas y llegar al cerebro.

Ambos desarrollaron un complemento alimenticio llamado GranaGard, una emulsión de semillas de aceite de granada (PSO) con una alta concentración de antioxidantes.

Un estudio realizado por Gabizon y Magdassi en un modelo de ratón de esclerosis múltiple encontró que el consumo del aceite de granada retrasa la propagación de la enfermedad y reduce considerablemente su intensidad. Otro estudio con ratones de laboratorio que sufrían la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob demostró que el uso de GranaGard “retrasó considerablemente el avance de la enfermedad y disminuyó la intensidad de los procesos degenerativos que conducen a la demencia”, dijo Gabizon.

Los estudios fueron publicados en la Revista Internacional de Nanomedicina en noviembre de 2015 y en la Revista Internacional de Nanomedicina en 2014.

Los investigadores ahora esperan llevar a cabo ensayos clínicos para probar el efecto de su fórmula en humanos con Creutzfeldt-Jakob, Alzheimer y esclerosis múltiple.