Migrantes centroamericanos buscan cualquier forma de lograr su cometido, pese los riesgos a los que son expuestos.
Redacción, Veracidad News
Con el objetivo de ingresar a Estados Unidos, migrantes centroamericanos buscan cualquier forma de lograr su cometido, pese los riesgos a los que son expuestos.
Escalando, pasando por debajo o colándose por el muro, han sido algunas maneras que han encontrado para pedir asilo.
Algunos se dieron cuenta de que podían simplemente cruzar la frontera, mayormente sin obstáculos por las autoridades mexicanas. En parejas o tríos -a veces una decena- llegan al muro fronterizo y se las arreglan para pasar al otro lado. A menudo en unos pocos minutos, los agentes fronterizos llegan al sitio para llevarlos a centros de detención y comenzar entrevistas sobre “miedo creíble”.
De acuerdo con diversos medios de comunicación en espacio de dos noches, periodistas vieron a más de una decena de migrantes arriesgándose en ese cruce.
Tal es el caso del hondureño Joel Méndez, quien hace unas semanas alimentó a su hijo de 8 meses, Daniel, antes de pasárselo a su compañera, Yesenia Martínez, que se había arrastrado por un hueco en el suelo, aflojado por las lluvias.
Por su parte, un salvadoreño se ocultaba mientras cavaba un hoyo en la arena bajo el muro.
Un grupo de jóvenes se subió al mismo en San Ysidro, California, con esperanzas de pisar suelo estadounidense y tener una mejor calidad de vida. Buscaban evitarse la larga espera oficial en el lado mexicano para presentar una solicitud de asilo, prefiriendo cruzar el muro y entregarse a los agentes fronterizos estadounidenses.
La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza dijo que el sector de San Diego había experimentado “un aumento ligero” en el número de familias que ingresaban ilegalmente a Estados Unidos.
Esto se debe principalmente a la desesperación de la que son víctimas, debido a que viven en atestados campamentos improvisados en Tijuana tras una dura y larga travesía desde Centroamérica hasta la frontera de Estados Unidos.
Por lo mismo, muchos tomaron la decisión de establecerse en México, solicitando permisos de trabajo y consiguiendo empleos en fábricas locales, esperando mientras el gobierno estadounidense procesa unas 100 solicitudes de asilo diariamente.
