Trastorno bipolar, sin cura, crónico y de difícil diagnóstico

Alrededor del uno por ciento de la población mundial padece trastorno bipolar, considerado altamente discapacitante, a tal grado que se le atribuye la pérdida de aproximadamente 14.3 años de vida productiva en quien lo padece, afirmó Ingrid Vargas Huicochea, académica de la Facultad de Medicina de la UNAM.

Se trata de una alteración del estado de ánimo que se caracteriza por la presencia de dos polos anímicos: la manía o euforia, y la depresión, explicó. Se presenta con mayor frecuencia en la década de los 30, pero puede ocurrir en cualquier momento de la vida, incluso en la infancia (cada vez con más casos); también se vincula a cambios hormonales en las mujeres o al periodo posparto.

Regularmente llega en una etapa en que se toman decisiones importantes: carrera, empleo, familia o pareja, y una vez que aparece no tiene cura, alertó. En los últimos años se ha puesto de moda el término ‘bipolar’, pero la mayoría de las veces no se aplica de manera correcta: como una patología.

Uno de los errores más frecuentes es que se piensa en la bipolaridad para referir a alguien voluble, y no es así. Este trastorno se caracteriza por una alternancia de episodios anímicos que suelen ocurrir con una fluctuación de varios días, semanas e incluso meses, no de un momento a otro, como popularmente se cree, aclaró la especialista en salud mental.

Diagnóstico y tratamiento

En México llegar a un diagnóstico preciso de trastorno bipolar es tardado (entre ocho y 12 años), y es probablemente uno de los más complicados dentro de la psiquiatría. “Se estima que alrededor del 70 por ciento de los pacientes han sido mal diagnosticados en un inicio, aun cuando hayan tenido contacto con profesionales de la salud mental”, expuso Vargas Huicochea.

Para identificarlo no existe un examen de laboratorio, el diagnóstico es puramente clínico y se requiere de un interrogatorio detallado, a veces no sólo con el paciente, sino con las personas cercanas, pues hay síntomas que el enfermo minimiza y triangular la información permite contar con una imagen más clara, expuso.

Un tratamiento bien administrado marca la diferencia, y el de tipo farmacológico es la piedra angular. “Se usan medicamentos que estabilizan el estado de ánimo, y en algunas ocasiones antipsicóticos de segunda generación”.

Además, es importante crear una red social; por ello, como parte del tratamiento es necesario brindar psicoeducación al paciente y a la familia, para proveerlos de estrategias que los ayuden a enfrentar la enfermedad de mejor manera y a fomenta la adherencia al tratamiento, concluyó.