En el año 64 d.C tuvo lugar la primera persecución en Roma contra los cristianos, una de las más conocidas e implacables por parte del emperador Nerón, en aquel momento se originó una sospecha contra Nerón de haber incendiado varios barrios de la ciudad de Roma, con la intención de reconstruir la ciudad; sin embargo, el emperador aprovecho este suceso para culpar a los cristianos y aunque esta sospecha nunca se comprobó. Fue así como inició la persecución, muchos cristianos fueron cruelmente maltratados y reprimidos. No obstante, este hecho sirvió para apaciguar al pueblo ya que los habitantes no tenían una idea clara de los cristianos, en ocasiones los confundían con los judíos porque les tenían desprecio y odio.
