Es importante llevar cada versículo al contexto histórico para entender la intención del mismo.
Vanessa Ordoñez, Veracidad News
Con frecuencia la participación de la mujer dentro de las congregaciones da pie a discusiones teológicas, basadas principalmente en el pasaje en la carta de 1Timoteo 2:9-15.
Este pasaje no representa una barrera para que la mujer pueda brindar su servicio dentro del trabajo ministerial; para tener un panorama más amplio, llevemos este texto al contexto histórico para entender por qué se escribió de esta manera.
En relación al pueblo judío, podemos inferir que no ha existido una nación que diera un sitio más importante a la mujer como el que ellas representaban dentro de la familia, que los judíos. Si bien es cierto que la mujer estaba a disposición de su padre o marido según lo escrito en el Talmud considerando como un objeto más dentro del hogar, no tomaban parte dentro del culto en la sinagoga, pero iba para oír, estaba exenta de las demandas de la ley, de asistir a las fiestas y festivales sagrados. Las mujeres, los esclavos y los niños eran la misma clase. Más adelante abordaremos la forma en la que esto fue por mandamiento de hombre y no ley de Dios.
Hablando del pueblo griego, ponía a la mujer por debajo, en ocasiones eran utilizadas como prostitutas sagradas, que cumplían su función durante el día en el Templo de Afrodita, o en el Templo de Diana en donde los marineros asiduos al templo, mantenían relaciones con las doncellas que ahí servían. Para ser una mujer griega respetable, debía permanecer recluida dentro de su hogar, no estaba presente en la comidas, no asistía a ninguna reunión pública. El hecho de que una mujer creyente en Cristo tomara una parte activa dentro de una iglesia, le hubiera costado la reputación de “guarida de mujeres livianas”. Existían también en la sociedad griega mujeres que vivían solo para vestirse y peinarse de forma elaborada y lujosa. Las grandes religiones griegas, tenían las mismas reglas del vestir que Pablo expone.
Por otro lado es importante resaltar que lo que conocemos como iglesia primitiva, no establecía estas reglas con carácter permanente, sino según las necesidades y la situación presente.
Si bien, en la historia se considera a la mujer como “segunda” al ser creada después del hombre, y que fue ella quien sucumbió a la seducción del tentador, no por ello, se le debe restar importancia, hubo mujeres como María de Nazaret, quien dio a luz al Mesías, la persona que vio al Salvador ya resucitado, fue María Magdalena, y que quienes permanecieron al pie de la cruz fueron cuatro la mujeres.
Dicho lo anterior, se debe destacar la participación activa de las mujeres en la predicación del Evangelio en el Nuevo Testamento, como Priscila, quien al lado de su marido Aquila, eran maestros apreciados de la Iglesia Primitiva. Evodía y Síntique eran mujeres que trabajaban en el Evangelio. Felipe tenía cuatro hijas que eran profetisas, las mujeres de mayo edad debían enseñar. Pablo también considero a Lidia y Eunice dignas del más alto honor. En el libro de Romanos capítulo 16, se hace mención de varias mujeres que colaboraron en el ministerio, con el Apóstol Pablo.
Es importante resaltar que la escritura destaca el papel de la mujer como madre, y siempre debemos buscar el punto de vista preponderante a lo largo de la Escritura.