Desde el principio del mundo Dios ya estaba y ya tenía un plan perfecto para cada uno de nosotros.
Después del pecado del hombre Dios tuvo misericordia y aún así dejo al hombre en la tierra.
Aunque el pecado había invadido a todas las personas, Dios encontró a hombres y mujeres que querían servirle de todo corazón.
Y en su infinita misericordia mando a su único hijo para morir por nosotros.
Ahora, gracias a su sacrificio muchos pueden ser salvos.
Solo Dios conoce sus planes perfecto y solo nos queda esperar su venida.