¿Dios permite las enfermedades?

Muchas personas opinan, que las enfermedades se deben solamente a un fallo del proceso de la evolución humana. Otras creen, que son causadas por fuerzas misteriosas, como los espíritus malvados. Normalmente se cita el caso de Job para demostrar que satanás puede enviar enfermedad.

“Y satanás salió de la presencia de Yahweh e hirió a Job con furúnculos severos desde la planta del pie hasta la coronilla de la cabeza.” (Job 2:7)

David había cometido un grave pecado. Había adulterado y fornicado e intentó cubrirlo matando al esposo de la mujer con quien tuvo relaciones. No se sabe exactamente cuánto tiempo ocultó este pecado. Pero en ese lapso notó que su espíritu, su alma y su cuerpo estaban sufriendo la consecuencia de su transgresión.

“Mientras callé, se envejecieron mis huesos en mi gemir todo el día. Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano; se volvió mi verdor en sequedales de verano.” (Salmos 32:3)

Algunas veces, Dios puede mandar enfermedad a una persona no como disciplina por haber cometido pecado, sino simplemente para ayudar a la persona a elevarse a planos superiores de experiencia espiritual. Para mostrar la gloria de Dios como en el caso de lázaro.

“Pero Jesús al oírlo, dijo: Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella.” (Sn Juan 11:4)

Hasta cierto punto es sencillo discernir si nuestra propia enfermedad es consecuencia del pecado. Es cuestión simplemente de auto-examinarnos y si reconocemos que hay pecado y estamos enfermos, es muy probable que esa enfermedad sea la consecuencia de haber desobedecido. Si no, entonces la enfermedad debe ser una prueba o una oportunidad para que se manifieste el de poder de Dios.