Poniendo en práctica la vida de Yeshúa

Jesús es nuestro modelo para seguir. Al observar la manera en que servía, conoceremos la característica correcta que agrada a Dios, permitiendo desarrollar nuestra vida adecuadamente para honrar al Todopoderoso.

Es admirable la manera en que el Mesías reaccionó ante las agresiones y provocaciones que pasó cuando caminó en la Tierra. Fue capaz de soportar críticas, insultos, y prepotencia de líderes religiosos, que no creían en lo que el predicaba.

Yeshúa estaba preparado para saber actuar y responder, a pesar de haber sido un ser humano con naturaleza semejante a la nuestra, no respondía con maldición como cualquier persona lo hubiese hecho aunque este fuese creyente. Su vida fue marcada por actos de justicia y bondad, acciones y hechos de bendición bajo diversas circunstancias; Es nuestra inspiración permanente, para desarrollar una correcta manera de vivir.

El servicio fue una característica ejemplar en la vida de nuestro eterno Salvador. Nunca tuvo limitaciones para bendecir y ayudar a quienes lo necesitaban. El Mesías, alentó a los desanimados, restauró a los oprimidos, sano a los enfermos, dio de comer a los hambrientos e hizo un sinfín de acciones de bondad. El Señor mantuvo siempre una intimidad con el Padre Celestial, pues oraba muy de mañana y por las noches; Durante el día tenía espacios de comunión con Dios y se fortalecía en la presencia del Todopoderoso. Mediante la oración recibimos sanidad, fortaleza, consuelo, victoria y protección divina.

La vida de Cristo durante su transitar por este mundo, nos motiva a buscar la unción del Espíritu Santo a fin de llevar una vida que agrade a Dios y en victoria sobre los dardos de fuego del maligno.