Ester, es la última mujer de la cual se habla en el Antiguo Testamento. Fue una joven judía colocada en un tiempo de gran incertidumbre, cuando el pueblo de Dios fue cautivo en el imperio medo persa y regresaban del exilio.
El nombre judío de Ester era Hadasa (mirto y oculta); puede ser el equivalente del persa que es traducido a estrella.
Ester quedó huérfana a una edad temprana y fue criada por su primo Mardoqueo, quien la amó como a su propia hija. Ester le respondió en obediencia y le respetaba como a su tutor.
Ester vivió en el reino de Persia un siglo después de que Nabucodonosor llevara cautivo al reino del sur a Babilonia, Mardoqueo quien ocupaba un cargo en palacio le pone por nombre Ester más común para los persas evitando el desprecio, tenía un propósito clave el ocultar por un tiempo su identidad como judía, que años más tarde siendo reina es revelada con el firme propósito de ayudar a su pueblo al cuál defiende con su vida.
Gracias a su belleza Ester se ganó el favor del rey Asuero hijo de Dario, su hermosura no se limitaba a su físico sino que adornaba más su rostro sus grandes cualidades de espíritu que eran manifiestas de su belleza interior. La lealtad, el amor y la consagración. Apacible pero valiente, que a lo largo de su historia la caracterizaron en todo su reinado.
Ester fue una mujer que en su época jugó un papel trascendental y que hoy sirve de ejemplo a muchas mujeres, Yahweh obró discretamente por medio de Ester, y su huella es evidente en toda la historia en la que protege a su pueblo de la destrucción.
Con información de Yajahira Valtierra, Veracidad News.
