Unión de las irlandas por Brexit

Reino Unido y la Unión Europea han llegado a un acuerdo, al menos a nivel técnico, sobre el Brexit. Este tendría alrededor de 400 páginas y en el se habría conseguido llegar a un acuerdo sobre la salvaguarda de la frontera en Irlanda. 

La UE y Reino Unido no quieren una frontera dura en Irlanda y han buscado fórmulas alternativas sin que fructifiquen hasta la fecha.

REDACCIÓN VERACIDAD CHANNEL.

Reino Unido y la Unión Europea han llegado a un acuerdo, al menos a nivel técnico, sobre el Brexit. Los ministros británicos han sido citados uno a uno durante esta tarde en la residencia de Theresa May para revisar el texto y ser convencidos por la premier para que lo apoyen.

Este tendría alrededor de 400 páginas y en el se habría conseguido llegar a un acuerdo sobre la salvaguarda de la frontera en Irlanda. 

Con el Brexit, el límite entre las dos Irlandas pasaría a ser frontera exterior de la Unión Europea.

Si bien tanto Londres como Bruselas acordaron desde un inicio no fijar una frontera “dura” que supusiera la división de Irlanda, decidir cómo implementar ese límite y su funcionamiento ha sido el gran obstáculo para llegar a un acuerdo de separación amistosa.

La UE y Reino Unido no quieren una frontera dura en Irlanda y han buscado fórmulas alternativas sin que fructifiquen hasta la fecha. Irlanda no quiere volver al pasado y que se ponga en riesgo la estabilidad económica de la República y el Ulster, y mucho menos el proceso de paz entre las dos comunidades.

El problema consiste en que con la salida de Reino Unido de la UE, los 500 km que separan la provincia británica de Irlanda del Norte y la República de Irlanda se convertirán en la principal frontera terrestre del país (aunque habrá otra entre Gibraltar y España). 

Si Reino Unido sale del mercado único y la unión aduanera, sinónimos de libertad de circulación y normas aduaneras comunes, habría que instaurar controles fronterizos. 

Habitantes y empresas de ambos lados insisten en la necesidad de mantener una frontera tan invisible como sea posible, dado que el 31 por ciento de las exportaciones norirlandesas van a Irlanda (según cifras de 2016) y unas 30.000 personas cruzan diariamente la línea divisoria.

La primera consecuencia que se ha evidenciado en la campaña del Brexit y en los momentos posteriores al referéndum es una quiebra, una fractura social y también territorial.