El Gobierno de Bachelet sigue implantando su ingeniería social en Chile. Ultimando una ley del aborto que ha provocado un gran rechazo popular también está imponiendo la ideología de género a los chilenos.
La última gran polémica se ha producido con la decisión de las autoridades educativas chilena, que ha enviado una circular a todos los colegios del país que tiene como objetivo implantar una serie de medidas para garantizar los derechos de “niñas, niños y estudiantes trans”.
De este modo, el escrito insta a los directores a que el estudiante trans sea llamado con el nombre que desee y que así quede acreditado en toda la documentación legal del centro escolar. Además, se defiende el supuesto “derecho a utilizar el uniforme, ropa deportiva y/o accesorios que considere adecuado a su identidad de género”.
La circular recuerda que el cumplimiento de su contenido es de carácter obligatorio, de modo que los centros deben tomar “las medidas administrativas, sociales y educativas apropiadas para proteger y garantizar los derechos”.
Además, insiste en que “la vulneración de uno o varios” de estos puntos “constituye una infracción de suma gravedad”.
La respuesta de los obispos chilenos
La reacción de la Iglesia Católica chilena no se ha hecho esperar y tras la reunión de la asamblea plenaria de la Conferencia Episcopal el obispo de San Bernardo, Juan Ignacio González, aseguró que esta circular “impone por la vía administrativa a todos los colegios de Chile una serie de prácticas que ni siquiera están aprobadas por la ley y están en discusión en el Parlamento”.
“Eso sale fuera de toda lógica en un proceso que tiene que ser deliberativo y democrático no puede imponerse por la vía de una autoridad administrativa”, indicó el prelado.