Después de 14 años de guerra, la iglesia continua

Iraq, un país que desde hace 14 años convive con explosiones, ataques, violencia y muerte, también es escenario de muchos cristianos que creen que todavía vale la pena quedarse a predicar las buenas nuevas de Cristo. Lugar donde miles de familias han sido desalojadas de sus comunidades y obligadas a vivir desplazados como inmigrantes en otra nación.

No sólo hay casas y edificios dañados, existen las almas heridas y personas desesperadas que han perdido todo, desde los bienes materiales hasta su dignidad herida. Pero en medio de este dolor, muchos dejan entrar el amor de Cristo en su corazón. Otra buena noticia es que ahora no todas las ciudades están ocupadas por el Estado Islámico, muchos ya han sido tomadas por el gobierno iraquí, con la colaboración internacional.

La ciudad de Batnaya todavía se enfrenta a importantes combates, pero Tesqopa, por ejemplo, no muestra más signos de guerra. Por ello, algunas familias cristianas incluso ya han regresado y otros consideran la posibilidad de regresar a su hogar. Hay muchos jóvenes valientes que prueban que los cristianos perseguidos son capaces de predicar en el nombre de Jesús.

En 2003, cuando comenzó la guerra, había más de un millón de cristianos viviendo en Iraq. En la actualidad, se estima que este número no sea superior a 230 mil. “A veces la gente me pregunta, ‘¿Por qué no te vas? Pero la respuesta es simple: “Irak es mi casa y no voy a abandonarlo”. La gente necesita saber que no somos visitantes aquí, ésta es nuestra tierra, por lo que nos tratan con más respeto”, dice una joven cristiana del país.

Fuente: Impacto Evangelístico