Alimentos ultraprocesados, la nueva realidad de México

De acuerdo con la Organización de la Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), El consumo de alimentos ultraprocesados en México ha aumentado de manera importante hasta sumar 581 gramos al día por persona, lo que representa casi el 30% del consumo calórico de la población.

Redacción, Veracidad News

Dice la Escritura que todo nos es permitido, pero que no todo nos conviene porque no nos edifica (1Corintios 10:23), en la actualidad solo tomamos la primera parte, todo nos es permitido, acostumbrándonos a una vida llena de excesos, que van desde lo material hasta lo intangible…

El verso anterior nos explica que si bien es cierto todo lo que hay alrededor está a nuestro alcance, debemos ser inteligentes y cautos para tomar buenas decisiones y hacer lo que nos conviene (Tito 2:11-14), esto es importe porque la falta de dominio propio se observa en todos los aspectos de nuestra, incluso en la manera de comer y lo que comemos.

Un reciente estudio realizado por la universidad de Cambridge demuestra que las personas que no tiene una relación con el Señor a través de la Biblia tienden a ser más insatisfechas y llevar el desahogo de sus penas en los alimentos ultraprocesados. Por ejemplo, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO), el 30% del consumo de la población en México es

Lina Pohl, Representante de la FAO en México destacó que se tiene un doble trabajo que hacer en materia de alimentación a nivel mundial, ya que mientras el hambre y la inseguridad alimentaria aumenta, también lo está haciendo el sobrepeso y la obesidad.

Estamos desbalanceados, mientras en unas partes -muchas veces dentro de una misma ciudad-, unos languidecen de hambre, otros están engordados al punto de imposibilitar el movimiento natural… en un mundo donde la ceguera es la constante (2crintios 3:14) y donde solo se vive por dar satisfacción a pasiones desordenadas (Filipenses 3:19), no es de extrañar que fenómenos como estos ocurran.

Gran parte de evitar estas cuestiones corresponden al gobierno y a nosotros como sociedad en general, dar de lo que tenemos con el corazón puede ayudar a eliminar esta brecha de desigualdad (2Corintios 9:7), y les enseñará a nuestros hijos con el ejemplo a consumir solo lo necesario pensando siempre en el prójimo que también tiene hambre, cómo Cristo nos enseñó y nos mandó a hacer (Mateo 22:36-40)

De acuerdo con datos de la FAO por cada persona que sufre hambre en América Latina, más de seis padecen sobrepeso u obesidad.

Necesitamos hacer más accesibles y asequibles los alimentos sanos y nutritivos, incluyendo al mercado a los pequeños productores con acceso a comercios locales para que los consumidores podamos cambiar nuestros patrones de consumo, así lo mencionó Juan Rivera Dommarco, director del Instituto Nacional de Salud Pública, quien recordó además, que el costo de salud de las enfermedades asociadas al sobrepeso y la obesidad, como diabetes, cardiopatías, y algunos tipos de cáncer, personifica ya casi del 5% del Producto Interno Bruto del país. “Por lo cual, es imprescindible transformar nuestro sistema alimentario en un esquema saludable, que ayude a la sostenibilidad ambiental del planeta y favorezca a la equidad social”.

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