Redacción, Veracidad News
La automedicación es la utilización de fármacos por iniciativa propia y sin ninguna prescripción médica.
Esta actividad, se ha convertido en un hábito común en nuestra sociedad, debido a que con síntomas leves como un dolor de cabeza, problemas gástricos, tos, alergias o simplemente para relajarnos, acudimos a ellos.
Sin embargo, no estamos exentos de riesgos; estos son algunos de ellos.
- Los medicamentos no sólo actúan de acuerdo a sus componentes, sino también según las características particulares de la persona que los ingiere.
- Pueden tener efectos colaterales. Aunque sirvan para curar la enfermedad para la cual se administran, algunos producen sequedad en la boca o insomnio.
- Independientemente de la dosis, y aunque no ocurra en todas las personas, los medicamentos pueden tener efectos adversos o indeseados; los cortico esteroides, por ejemplo, pueden originar una úlcera péptica secundaria.
- Pueden provocar adicción: las benzodiacepinas, que inhiben el sistema nervioso central, o los antitusivos con codeína pueden originar cuadros adictivos sin que la persona se percate.
- Al aliviar los síntomas, dificultan el diagnóstico, entre ellos, se encuentran los antipiréticos (que bajan la fiebre) y los antieméticos (que impiden el vómito).
- Algunos pueden provocar intoxicación por sobredosis. Por ejemplo, los antiinflamatorios pueden causar molestias gástricas y falla renal.
- Si se administran dosis inferiores a las requeridas, los medicamentos no logran el efecto deseado.
- Si son ingeridos en forma incorrecta, algunos fármacos fortalecen los agentes infecciosos en vez de debilitarlos.
- Otros pueden tener efecto de rebote, es decir, al tomarlos sin que sean recetados por el médico, generan una respuesta cada vez peor.
- Numerosos medicamentos interactúan entre sí, provocando efectos negativos: los descongestionantes con pseudoefedrina, por ejemplo, disminuyen el efecto de los utilizados para tratar la presión alta.