Redacción, Veracidad News
Luego de los atentados que sufrieron dos iglesias en Egipto, los cuales dejaron un saldo de al menos 44 personas fallecidas y más de cien heridas, el presidente Abdelfatá al Sisi ordenó el despliegue militar para proteger centros vitales del país y decretó el estado de emergencia durante los próximos tres meses.
Dichos atentados se realizaron con bombas en Alejandría y Tanta; los coptos, representan un 10% de la población egipcia, constituyendo la minoría cristiana más numerosa de Oriente Próximo y una de las más antiguas.
Poco después, el Estado Islámico se atribuyó la autoría de los ataques y amenazó con más atentados. Según el recuento del Ministerio de Sanidad egipcio, un terrorista activó la carga explosiva que transportaba al ser detectado por la policía en los accesos al templo, causando la muerte de 16 personas e hiriendo a alrededor de 40.
El ISIS reivindicó casi inmediatamente los dos atentados con terroristas con chalecos explosivos, que se cuentan entre los más mortíferos contra la minoría cristiana de Egipto en la historia reciente.
Un comunicado difundido por la agencia de noticias Amaq, órgano habitual de los grupos yihadistas en las redes sociales, relataba que escuadrones del Estado Islámico llevaron a cabo los ataques contra dos iglesias en Tanta y Alejandría.
El ISIS —que también reclamó la responsabilidad por la explosión que causó 29 muertos el pasado diciembre en El Cairo— había amenazado el pasado febrero con volver a atentar contra la comunidad cristiana egipcia.
Centenares de familias coptas huyeron desde la península del Sinaí hacia zonas consideradas más seguras tras el mensaje difundido, que estuvo seguido por el asesinato de tres cristianos en la ciudad de Al Arish, en la costa mediterránea de la península.
