El décimo mandamiento

Según ÉXODO 20:17 el décimo mandamiento es “no codiciarás” “No codiciarás la casa de tu prójimo, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey ni su asno, ni ninguna otra cosa que pertenezca a tu prójimo”. Este apunta directamente al corazón y a la mente de cada ser humano.

REDACCIÓN VERACIDAD CHANNEL.

Según ÉXODO 20:17 el décimo mandamiento es “no codiciarás” “No codiciarás la casa de tu prójimo, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey ni su asno, ni ninguna otra cosa que pertenezca a tu prójimo”.

El último de los Diez Mandamientos apunta directamente al corazón y a la mente de cada ser humano. Al prohibir la codicia, no se refiere tanto a lo que debemos hacer sino a cómo debemos pensar. De hecho, nos exige que miremos muy dentro de nosotros mismos para que podamos ver cómo somos realmente. MATEO 6:21 “Allí donde esté tu tesoro, estará también tu corazón”.

Se le denomina codicia al afán desmedido de una persona por tener riquezas y bienes, es decir, cuando la gente ambiciona tener más de lo que necesita para vivir. Sin embargo, la advertencia de Dios en el décimo mandamiento se refiere a los deseos, no a las necesidades, sino a la envidia, a la codicia por la posesión, de algo que ya es propiedad de otro.

Sus consecuencias son la infelicidad, el odio, el egoísmo y la soberbia.

SANTIAGO 1:14-15 advierte que “cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido”. Y en la misma epístola se nos hace ver cuán peligroso puede ser no ejercer dominio sobre nuestros deseos, ya que esta puede ser la raíz de muchos pecados, entre ellos el homicidio y la guerra. Si no se controla, lo que empezó como un pensamiento se convierte en una obsesión que lleva a la acción. SANTIAGO 4:1-2 “¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros? Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís”.

LUCAS 12:15 Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee”