La basura es uno de los principales problemas ambientales detonantes de la contaminación atmosférica y el cambio climático.
La población a nivel mundial crece a diario y a su vez el consumo per cápita, por ende, las cantidades de basura aumentan constantemente, pero el trato adecuado de estos residuos esta muy por debajo de los índices necesarios para evitar el daño a la naturaleza.
De acuerdo con datos arrojados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) se estimó que una de cada nueve muertes en todo el mundo es el resultado de condiciones relacionadas con la contaminación atmosférica.
Los contaminantes atmosféricos más relevantes para la salud son material particulado, que pueden penetrar profundamente en los pulmones e inducir la reacción de la superficie y las células de defensa. La mayoría de estos contaminantes son el producto de la quema de combustibles fósiles, pero su composición puede variar según sus fuentes.
En nuestro país, la población en general no presenta una cultura de interés en el destino de los residuos, la mayor preocupación es la necesidad de contar con un servicio de recolección de estos.
Sin embargo, todos somos consumidores y responsables de la basura en relación con la calidad y la cantidad. Por lo tanto, también jugamos un papel fundamental en la generación de residuos
La reproducción de basura trae consigo los siguientes impactos ambientales:
• El consumo de energía y materiales que se utilizan para elaborar envases y productos que después desechamos. Esta energía y estos materiales con frecuencia provienen de recursos que no son renovables, por ejemplo del petróleo y de minerales. Cuando desechamos lo que consideramos basura, en realidad estamos tirando recursos naturales.
• El agua superficial se contamina por la basura que tiramos en ríos y cañerías. En los lugares donde se concentra estos residuos se filtran líquidos, conocidos como lixiviados, que contaminan el agua del subsuelo de la que, en nuestra ciudad, todos dependemos.
• La contaminación del suelo, la presencia de aceites, grasas, metales pesados y ácidos, entre otros contaminantes, altera las propiedades físicas, químicas y de fertilidad de los suelos.
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