El papel del Espíritu Santo en la vida del discípulo

La salvación a través de la muerte y resurrección del Mesías, es el mayor regalo que Dios entregó a la humanidad; que a su vez, envío al Espíritu Santo, el cual, tiene muchas funciones y actividades.

Redacción, Veracidad News

La salvación a través de la muerte y resurrección del Mesías, es el mayor regalo que Dios entregó a la humanidad; que a su vez, envío al Espíritu Santo, el cual, tiene muchas funciones y actividades.

Una de ellas es trabajar en el corazón de las personas y convencer al mundo de pecado, así como se lo expresó Jesús a sus discípulos; “Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré. Y cuando Él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio.  De pecado, por cuanto no creen en Mí; de justicia, por cuanto voy al Padre, y no me veréis más; y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado”. Juan 16:7-11.

Así mismo, el Mesías lo envió para que funja como nuestra guía; “Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros”.

Tal como se describe en el libro de Juan, capítulo 14, versículos 16 y 17, el Espíritu Santo fue enviado como una ayuda o maestro por su ausencia, para llevar a cabo las funciones que Él hubiera hecho con nosotros si estuviera físicamente en la tierra.

La presencia dentro de cada uno nos permite comprender e interpretar la Palabra de Dios; “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, Él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir”. Juan 16:13.

Es el guía fundamental que va mostrando el camino, removiendo obstáculos, abriendo el entendimiento y haciendo todas las cosas claras y evidentes. Nos conduce por el camino correcto para no desobedecer la instrucción de Dios y caer en pecado.

Además, puede conceder dones o regalos; “Por tanto, os hago saber que nadie que hable por el Espíritu de Dios llama anatema a Jesús; y nadie puede llamar a Jesús Señor, sino por el Espíritu Santo. Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo”. 1 Corintios 12:3-5.

Cuando Él habita en nosotros, comienza a trabajar para cosechar sus frutos en nuestras vidas; “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley”. Gálatas 5:22-23.

“Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu”. Gálatas 5:25.