Cada persona definitivamente es un mundo, con hábitos, gustos e intereses diferentes, por lo mismo, necesitamos de diversas cosas para estimularnos; por ejemplo, en el trabajo, mientras algunos necesitan absoluto silencio para poder eficientar su desempeño, hay otros que por el contrario necesitan escuchar música todo el tiempo, los vemos caminar por todos lados con audífonos, tarareando e incluso haciendo un gran esfuerzo por no cantar y bailar, asegurando que así es como ellos pueden trabajar mejor.
La doctora Anneli B. Haake, escribió acerca de este tema en sus tesis doctoral, mencionando lo siguiente: “es muy importante para poder manejar el entorno auditivo y las distracciones, para gestionar los procesos de pensamiento interno y estado de ánimo, para acompañar las tediosas tareas de trabajo y para encontrar inspiración” y que ciertamente en cada persona este estímulo funciona de diferente manera, por lo que una solución es el uso de audífonos.
Ahora bien, se puede considerar la música como una distracción, pero también ayuda a reducir las mismas, por ejemplo: en una oficina con mucho ruido, ajetreada y hasta caótica, con un poco de música tendría un efecto relajante, sería todo lo contrario en una oficina tranquila y silenciosa.
Un estudio realizado a jóvenes universitarios mostró que cuando se escucha “música feliz” las personas se mostraban con mayor disposición a cooperar, aunque la frecuencia de conductas cooperativas no se vio impactada mientras escuchaban música triste o si era nula la presencia de esta.
Además se ha comprobado que la música es procesada emocionalmente por nuestros cerebros, por lo que un ritmo rápido o con una tonalidad mayor, hace que la respiración de las personas sea más rápida, este es el indicador fisiológico de la felicidad, el efecto es el mismo a la inversa, bajando el estado de ánimo al escuchar una acción lenta.
Así es que ponga atención en el tipo de música que escucha mientras trabaja y no olvide respetar el espacio de los demás.
