La oposición a la verdad

La mentira, implica una falsedad y la Biblia es muy clara en su apartado donde hace referencia a la mentira, en el versículo Salmos 119:163 “La mentira aborrezco y abomino; Tu ley amo”

Quien pronuncia una mentira espera que el otro tome sus palabras como veraces. De esta manera, la persona que miente sabe que está incurriendo en algo falaz, pero su interlocutor puede no advertirlo.

En los versículos Colosenses 3:9 y Éxodo 23:1, advierte acerca de las personas falsas; “No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos”. “No admitirás falso rumor. No te concertarás con el impío para ser testigo falso”.

Aunque se cree que existen muchos tipos de mentiras, la palabra de Dios es clara acerca de la falacia, como lo describe el versículo Proverbios 12:22 “Los labios mentirosos son abominación a Jehová; Pero los que hacen verdad son su contentamiento.

O como se relata en Proverbios 12:17 “El que habla verdad declara justicia; Mas el testigo mentiroso, engaño”.

La mentira, no solo deja mal a las persona que la dice; sino que puede hacer mucho daño a quien la recibe, como se lee en el versículo Proverbios 26:28 “La lengua falsa atormenta al que ha lastimado, Y la boca lisonjera hace resbalar”. Así mismo se hace referencia a dejar esto a un lado en Salmos 34:13 “Guarda tu lengua del mal, Y tus labios de hablar engaño”.

Mentir es un recurso fácil de valer sin tener que pasar por esfuerzos ni penurias, aunque el precio que se corre es la posibilidad de ser descubierto.

La persona sincera no tiene que vigilar la versión que da de sus anécdotas y los episodios vividos, porque los transcribe al dictado de su memoria, en cambio el mentiroso debe controlar qué versión da de su historia, para que resulte coherente.

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