Orar es considerado el dialogar con Dios, para escucharlo, alabarlo, darle gracias o incluso pedirle por alguna necesidad.
Aunque se piensa que beneficia a los seres humanos solo en lo espiritual, recientes estudios han demostrado que trae factores positivos en la salud.
De acuerdo con el Dr. Don Colbert, especialista en tratamientos naturales para retardar el envejecimiento e investigador de asuntos vinculados a la sanidad por medio de la fe, los beneficios de la oración están siendo comprobados por medio de diversas investigaciones.
Destacó que la oración termina siendo la esperanza para el 85% de las personas que luchan frente a enfermedades graves. Agregó que esto demuestra que una oración no es sólo un fenómeno cultural, sino un aspecto fundamental de la experiencia humana, pero muchas personas todavía luchan para conciliar el poder de la misma a una visión del mundo científico.
Por su parte, el Dr. Harold Koenig, indicó que los estudios han confirmado que una oración puede impedir que las personas se enfermen y cuando eso sucede, puede acelerar el proceso de curación.
Para explicar este efecto, Colbert citó resultados de estudios del Dr. Herbert Benson, especialista cardiovascular de Harvard, que explica la reacción del cuerpo durante una oración.
Descubrió lo que se llama “respuesta de relajación”; este es el estado fisiológico que ocurre durante una oración, envolviendo el sistema nervioso autónomo, que cambia a lo largo de un estado dominante parasimpático (responsable de Descansar), a diferencia del estado del sistema nervioso simpático (responsable de sensaciones de lucha o tensión), el cual la mayoría de nosotros pasa la mayor parte del día.
Añadió que el acto de la oración ha aumentado la producción de muchos neurotransmisores muy útiles, como la dopamina, que ayuda a promover un estado de relajación, motivación y bienestar.
Concluyó que la oración puede tener un efecto a largo plazo positivo, llegando realmente a reprogramar y reconstruir el cerebro.
