La persecución en el mundo

La persecución es el acto de seguir a alguien, buscarlo con insistencia y/o molestarlo con la intención de hacerle daño.

Redacción, Veracidad News

La persecución es el acto de seguir a alguien, buscarlo con insistencia y/o molestarlo con la intención de hacerle daño.

Actualmente, más de 215 millones de cristianos sufren de persecución, según estimaciones del sitio Puertas Abiertas. De acuerdo con la Lista Mundial de la Persecución 2018, Corea del Norte es el país que más sufre este padecimiento, al situarse en el primer lugar; le siguen Afganistán, Somalia, Sudán, Pakistán, Eritrea y Libia.

En la segunda epístola a Timoteo, capítulo 3, versículo 12, el Señor nos advierte que el que quiera vivir en él sufrirá; “Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución”.

Sin embargo, y pese a que en la mayoría de los casos se pone en riesgo la vida, Dios nos dice que todo aquel que perdure será salvo; “Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre; mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo”. Mateo 10:22.

Además, aunque se haya tenido que abandonar a los seres queridos a causa de él, se tendrá recompensa; “Respondió Jesús y dijo: De cierto os digo que no hay ninguno que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por causa de mí y del evangelio, que no reciba cien veces más ahora en este tiempo; casas, hermanos, hermanas, madres, hijos, y tierras, con persecuciones; y en el siglo venidero la vida eterna”. Marcos 10:29-30.

Incluso obtendrán el reino de los cielos; “Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos”. Mateo 5:10.

El mismo portal ha identificado ocho causas de persecución; opresión Islámica, nacionalismo religioso, antagonismo étnico, proteccionismo denominacional, opresión comunista / poscomunista, intolerancia secular, paranoia dictatorial, corrupción organizada y delincuencia.

“Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros”. Juan 15:18.

En ese sentido, el Señor nos exhorta a no responder con la misma agresión; “Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen”. Mateo 5:44.