La famosa gala del Museo Metropolitano Arte de Nueva York es uno de los más importantes de la industria de la Moda, conocida como LA GALA MET 2018. Para este evento se convocaron a las celebridades más importantes de la moda, arte y del espectáculo.
Todos los medios del mundo se fijaron en los trajes de celebridades del mundo de la Música, las artes escénicas y el modelaje, que se vistieron de alta costura inspirándose en la Biblia. Y así pudimos ver a Katy Perry de Ángel de la guarda, Blake Lively como María Magdalena, Selena Gómez como Judas, Bella Hadid como satán, Kate Bosworth como la Virgen María y Jared Leto como Jesucristo.
La trampa de la moda se nutre de dos deseos elementales: tener cosas nuevas y la búsqueda de la aceptación. Las y los modelos de las pasarelas por lo general son altos y delgados, y se nos bombardea con su imagen constante. El físico “perfecto” lo vende todo.
Pero tanto, amados míos, huid de la idolatría. (1 corintios 10:4). La Moda es uno de los ídolos actuales, que maneja la vida de miles de personas alrededor del mundo.
La moda es efímera y pasajera, las nuevas líneas, marcas y tendencias nos embellecen por un rato. Esta primera impresión que podemos causar se desvanecerá rápidamente si nuestra forma de actuar no va de acuerdo con cómo estamos vestidos.
Cualidades como la serenidad, la paz, la bondad, el amor y el autodominio, de estas debemos llenar nuestro guardarropa espiritual, pues estas nunca pasan de moda (Gálatas 5:22-23)
