La UNICEF y los niños migrantes

Al paso del tiempo, México se ha convertido en una de las rutas más concurridas para los migrantes que intentan ingresar a Estados Unidos.

Redacción, Veracidad News

Al paso del tiempo, México se ha convertido en una de las rutas más concurridas para los migrantes que intentan ingresar a Estados Unidos.

Altar, una comunidad agrícola ubicada al noroeste de Sonora, hoy es conocida por tener “guías” para acceder ilegalmente a territorio estadounidense cruzando el desierto. Los emigrantes llegan en una caravana interminable de autobuses hasta la plaza central de Altar, donde esperan que alguno de los contrabandistas, conocidos como “coyotes”, les ofrezca su “ayuda”. En una de las calles que bordean la plaza hay una fila de camionetas cubiertas de polvo que aguardan, como los taxis en un aeropuerto, para transportarlos hasta la frontera, donde iniciarán una peligrosa caminata de tres días.

En muchos casos, emprenden una marcha con menos de 10 litros de agua en la que recorrerán largas distancias bajo temperaturas que con frecuencia superan los 35 o 40ºC.

Si para un adulto, éstas, son consideradas condiciones extremas, para un niño sería muchísimo peor; situación que, desafortunadamente, no está nada lejos de la realidad.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Migración, cada año, alrededor de 40 mil niños y niñas que migran son repatriados desde Estados Unidos a México, de éstos, 18,000 viajan solos.

La decisión de hacerlo de esa manera, es impulsada principalmente por el deseo de reunirse con sus familiares, seguido de mejorar su nivel de vida a través del desempeño de un trabajo y, por último, escapar de la violencia familiar o de la explotación sexual.

Sin embargo, en su intento por cruzar la frontera, son muy vulnerables a la explotación, a la trata y a ser víctimas de la delincuencia. Están expuestos a sufrir accidentes como asfixia, deshidratación y/o heridas; ser enganchados a redes del crimen organizado; sufrir maltrato institucional en el momento de la repatriación o perder la vida en el momento del transito y cruce.

Para ello, uno de los objetivos del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, UNICEF, es brindar la protección de sus derechos. El Colegio de la Frontera Norte, organismo aliado de la UNICEF, colabora con el gobierno mexicano para garantizar la seguridad de los niños, así como su acceso a servicios jurídicos y de atención de la salud. Además, el personal trata de convencerlos de que no crucen nuevamente.

“Existen graves peligros que los niños deberían conocer”, explica Humberto Valdez, funcionario del Sistema. “Los niños y niñas pueden ser víctimas de los ladrones, los violadores, los tratantes de personas y, en algunos casos, de quienes desean obtener sus órganos para venderlos”.