Muerte de Santiago (Hermano del Señor)

En el año 62 d.C se levantó un gran alboroto en Jerusalén entre los escribas y fariseos, porque decían “poco falta para que todo el pueblo esté esperando a Jesús el Mesías”, le dijeron a Santiago: Te rogamos que detengas al pueblo, pues se ha extraviado tras Jesús como si este fuera el Mesías, te rogamos que hables a todos los que han acudido el día de la Pascua diciéndoles la verdad sobre Jesús, pues todos tenemos confianza en ti, que eres hombre justo a quien todos tenemos que obedecer; puesto que el pueblo se ha extraviado detrás de Jesús, el que fue crucificado, anúncianos a nosotros quién es Jesús. Y respondió con voz fuerte: “¿Qué me preguntáis acerca del Hijo del Hombre? Él está sentado en el cielo a la diestra de la potencia de Dios y ha de venir sobre las nubes del cielo”. Subieron, pues, y arrojaron abajo al “Justo”, lo empezaron a apedrear, pues no había muerto de la caída, sino que levantándose dobló las rodillas y dijo: “Te suplico Señor, Dios y Padre que los perdones, pues no saben lo que hacen”.