Las frutas juegan un papel importante en la narrativa bíblica. Si Eva no hubiese comido el fruto en Génesis 3, la historia del Edén habría sido drásticamente diferentes a la que conocemos actualmente. Además de ello ¿qué sabemos acerca de las formas creativas en que los israelitas utilizaron las frutas en sus escritos y la cultura cotidiana?
La Biblia menciona seis tipos de árboles frutales, muchos de los cuales aparecen decenas de veces: Uva, higo, oliva, granada, dátil y manzana.
Algunos de estos frutos se utilizaron de formas diferentes en Las Escrituras. En primer lugar, muchas personas llevan el nombre de la fruta, por ejemplo, Tamar en Génesis 38:6, lo que significa “Dátil”, Tapúa en 1ra de Crónicas 2:43, lo que significa “manzana”, y Rimón en 2da de Samuel 4:2, que significa “granada”.
En segundo lugar, las frutas son el homónimo de un número de ciudades y pueblos, por ejemplo, Anab en Josué 11:21, que significa “uva”.
Por otro lado, las frutas son temas de las leyes, por ejemplo, la ley en Números 6:3; sobre el nazareo, no podía comer o beber productos de la uva, o de la ley en Deuteronomio 24:20; sólo se podía sacudir el olivo una vez, los olivos o ramas dejados atrás eran dejados para los pobres (viudas, huérfanos y extranjeros).
Finalmente y quizás obvio, las frutas aparecen como objetos en narrativas, en Números 13:23, donde los espías de Moisés examinan las uvas, granadas e higos de la tierra prometida.
Cuando los arqueólogos descubren las semillas, ellos hallan mucho más que datos de radiocarbono. La narración bíblica provee un significado social y simbólico para estos productos alimenticios importantes, recordando que hay mucho más en estas semillas de lo que se puede ver a simple vista.
Con información de Yajahira Valtierra, Veracidad News.