Persecución cristiana en Turquía

Redacción, Veracidad News

La persecución de cristianos es uno de los problemas que se ha mantenido durante años y que día con día aumenta.

Tal es el caso de Turquía, país que registra más de 45,000 refugiados cristianos que huyeron de Siria e Irak, los cuales se han visto obligados a esconder su identidad religiosa para no ser discriminados.

De acuerdo con un informe publicado en agosto de este año, arrojó que los cristianos armenios, siríacos y caldeos no han podido adorar en sus iglesias durante los últimos tres años. Esto se debe a que prácticamente toda la ciudad fue incluida en un plan de expropiación adoptado en marzo de 2016 por el gabinete turco.

La lista mundial de la persecución 2017 ubica a Turquía en el lugar 37, y considera que los motores de persecución que afectan a los cristianos de este país son la opresión islámica y, en menor medida, la paranoia dictatorial.

En general, la presión sobre los cristianos ha decrecido levemente en el periodo examinado por el informe, pero sigue en un nivel alto. Es más fuerte en los ámbitos privado y nacional, seguida del comunitario y familiar.

El número de incidentes violentos registrados aumentó en el periodo examinado, lo que incrementó la puntuación de violencia de un nivel alto a muy alto.

El 15 de julio de 2016 la situación en el país cambió drásticamente al fracasar un golpe de estado contra el presidente Erdogan. La reacción del gobierno fue tan radical que se ha convertido en una dictadura que afecta a todos los aspectos de la sociedad.

El Gobierno asumió un poder más dictatorial y el nacionalismo y la islamización se han acelerado. La lucha contra la minoría kurda rebelde se ha intensificado y ha adoptado una postura mucho más asertiva en el panorama internacional, pasando a la acción militar en Siria y en Irak.

A consecuencia de las nuevas y estrictas políticas gubernamentales, ha aumentado el nivel de intolerancia contra cualquiera que no esté del lado de Erdogan y la pequeña minoría cristiana se enfrentará a una mayor presión, lo que redundará cada vez más en incidentes violentos.