Rasgos y personalidades que definen a un posible violador

El violador promedio tiene entre 25 y 45 años, es una persona completamente social, suele tener un empleo regular y además vive con su pareja.

En el 90% de los casos, no tiene ninguna enfermedad mental grave; sin embargo, presenta parafilias que definen su comportamiento sexual, como el interés en un grupo social determinado: pelirrojas, niños, ancianos, una fijación por partes del cuerpo u objetos no sexuales que le parecen eróticos, y actitudes como la violencia en el sexo o la humillación y el dominio.

Comúnmente, el abusador sexual conoce a su víctima si no es que tiene una relación de amistad, compañerismo e incluso noviazgo o matrimonio con ella.

Requieren especial atención los casos en los que se establecen relaciones de confianza, como el binomio entre médico y paciente o maestro y alumna. Este patrón suele repetirse constantemente y es necesario conocerlo para estar alerta en caso de conductas sexuales distorsionadas, como el uso reiterado de albures y frases con intención de incomodar a la víctima, bromas que involucran detalles o propuestas sexuales y tocamientos o rozamientos en el mismo contexto.

Un alto índice de abusos sexuales ocurren durante una relación de pareja, sea en el noviazgo o en el matrimonio.  No hace falta golpear, torturar o amenazar para que una acción entre en la categoría de violación, tampoco forzar a la penetración ni la desnudez.

En realidad, el abuso se configura desde el momento en que el autor irrumpe en la voluntad de la víctima, así sea su novia, esposa o conocida, forzándola a experimentar algún tipo de contacto sexual, sean besos, caricias, tocamientos o estimulación de los órganos sexuales.

La violencia sexual está más cerca de nuestro entorno de lo que imaginamos. Luchar con firmeza por su erradicación es una necesidad imperante en el momento actual, sobre todo en la realidad latinoamericana, en la que las condiciones de podredumbre en el seno de nuestras sociedades culminan en decadentes expresiones de ira, hartazgo y pobreza extrema.

El abuso sexual es un acto que no se da exclusivamente en mujeres. También los hombres son propensos a sufrir un abuso y las consecuencias en ambos casos son muy difíciles de sobrepasar. El punto no es dejar de vestir de una forma determinada, ni evitar salir a ciertas horas, sino reconocer y atacar directamente las causas que en la comunidad generan actos tan miserables como el abuso sexual.

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