El estrés es una respuesta del organismo proveniente de cualquier situación o pensamiento que haga sentir al ser humano frustrado, furioso o nervioso.
Redacción, Veracidad News
El estrés es una respuesta del organismo proveniente de cualquier situación o pensamiento que haga sentir al ser humano frustrado, furioso o nervioso.
Es la reacción del cuerpo a un desafío o demanda. En pequeños episodios puede ser positivo, como cuando ayuda a evitar el peligro o cumplir con una fecha límite. Pero cuando dura mucho tiempo, puede dañar la salud.
Su manejo puede resultar complicado y confuso porque existen diferentes tipos: el agudo, el agudo episódico y el crónico. Cada uno tiene características y síntomas propios. La Asociación Americana de Psicología, reveló un estudio donde detalla en qué consisten.
- Estrés agudo. Es el más común y menos nocivo para la salud. Sucede cuando la persona protagoniza un acontecimiento traumático o abrumador reciente. Como por ejemplo un accidente automovilístico, una agitada jornada laboral o una serie de problemas en el hogar. La persona que lo padece puede presentar enojo, ansiedad, depresión, dolor de cabeza, muscular y estomacal. Estos síntomas duran entre 3 días y un mes.
- Agudo episódico. Suelen padecerlo personas con “mucha energía nerviosa”. Sucede cuando alguien tiene varias cosas en la mente a la vez y no logra resolverlas en el tiempo que quisiera. Puede ser tener dos trabajos y no rendir como se quiere en cada uno; querer comprar casa y auto a la vez; y no cumplir propósitos de Año Nuevo. Los síntomas son migrañas, hipertensión, dolor de pecho, agitación, mal carácter y ansiedad.
- Crónico. Es el más dañino debido a su duración. Surge cuando una persona nunca ve la salida a una situación deprimente; algunos provienen de experiencias traumáticas de la niñez que se mantienen presentes constantemente. Por ejemplo la falta de dinero y de comida, o bien, tener una familia disfuncional. Los síntomas son pensamientos suicidas y de violencia, así como depresión y crisis nerviosa.
Estos, al igual que todos los padecimientos por los que atraviesa el ser humano se resuelven si nos acercamos a Dios, así como se describe en el libro de Juan, capítulo 16, versículo 33, “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero tened valor, yo he vencido al mundo”.
“La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón ni tenga miedo”. Juan 14:27.
