El sacerdocio fue estipulado por Dios, siendo Aarón y sus hijos los primeros en ser llamados; “Haz que se acerque a ti Aarón, tu hermano, y sus hijos consigo, de entre los hijos de Israel, para que me sirva como sacerdote: Aarón, con Nadab y Abiú, Eleazar e Itamar, hijos de Aarón”. Éxodo 28:1.
En el versículo 4 del capítulo 5 del libro de Hebreos, se destaca lo importante que era recibir este llamado; “Y nadie toma para sí esta honra, sino el que es llamado por Dios, como lo fue Aarón”.
El sumo sacerdocio de Israel se pasaba del padre al hijo primogénito, a menos que ese hijo muriese o se le inhabilitase, como sucedió con los dos hijos mayores de Aarón, que pecaron contra Yahweh y murieron.
Para poder ejercer se estipularon ciertas condiciones, entre ellas destacaba no tener ninguna imperfección, “Porque ningún hombre que tenga defecto se acercará: varón ciego o cojo, el que tiene la nariz desfigurada o una extremidad alargada, que tenga el pie quebrado o la mano rota, que sea jorobado o enano, o que tenga defecto en el ojo, o eccema o erupción o testículos magullados”. Levítico 21:18-20.
Además, la mujer con la que contrajera matrimonio también debía tener ciertas características; “Y tomará por esposa a una mujer virgen. No tomará viuda, ni divorciada, ni profanada ni ramera, sino que tomará de su propio pueblo una virgen por mujer”. Levítico 21:13-14.
Antes de ser considerados sacerdotes, tenían que ser lavados con agua, “Esto es lo que les harás para santificarlos a fin de que me sirvan como sacerdotes: Toma un novillo del ganado y dos carneros sin defecto; y panes sin levadura, tortas sin levadura mezcladas con aceite y hojaldres sin levadura ungidos con aceite; los harás de flor de harina de trigo. Y los pondrás en una canasta y en la canasta los presentarás, con el novillo y los dos carneros”. Éxodo 29:1-3.
Después de ser vestidos con la túnica, el manto del efod y el pectoral, se les ponía el turbante y sobre éste la corona. “Luego tomarás el aceite de la unción, lo derramarás sobre su cabeza y le ungirás”. Éxodo 29:7.
Finalmente, se presentaba un holocausto “Después presentarás el novillo ante la tienda de reunión, y Aarón y sus hijos pondrán sus manos sobre la cabeza del novillo. Luego matarás el novillo delante de Yahweh, a la entrada de la tienda de reunión”. Éxodo 29:10-11.
