Tres enigmas que la evolución no puede resolver

Ya sabemos en virtud de la Palabra revelada e infalible de Dios cómo surgió el universo, la tierra y toda vida: Él dijo que existieran (Génesis 1, Éxodo 20:11, Hebreos 11:3). Este hecho por sí solo refuta la evolución darwiniana. Sin embargo, en un mundo en el cual los investigadores seculares rechazan la revelación sobrenatural y divina, muchos cristianos se siguen sintiendo obligados a proporcionar evidencia empírica (observable y repetible) para confirmar lo que se afirma en la Biblia.

La evolución se basa en una suposición inicial defectuosa, en tanto que la creencia en la creación se basa en hechos revelados por el único testigo ocular: el Creador mismo. La Palabra de Dios dice que siempre debemos estar listos “. . . para presentar defensa . . . ante todo el que os demanda razón de la esperanza que hay en vosotros” (1 Pedro 3:15).

Cuando testificamos a los incrédulos, debemos desafiar su cosmovisión y mostrar cómo la cosmovisión bíblica le da un mejor sentido a nuestro mundo. Tres enigmas biológicos no tienen respuesta desde el punto de vista de la evolución, pero tienen sentido dentro de la cosmovisión bíblica:

La vida a partir de la no vida

“La vida viene de la vida” es una ley fundamental de la biología; no obstante, la formación del primer ser viviente debe violar esta ley. El cómo podría suceder esto todavía sigue desconcertando a los científicos.

Información de la vida

La vida es más que todas las partes físicas trabajando al unísono—requiere de información para hacer funcionar las piezas. Los científicos todavía no entienden de dónde podría haber venido esta información.

Complejidad Irreducible

La evolución darwiniana requiere que cada componente complejo de la vida vaya surgiendo paso a paso. Los descubrimientos de la genética y la biología celular han puesto de manifiesto esta imposibilidad que los científicos todavía no pueden explicar.

Respuestas en Génesis es un ministerio de la apologética, dedicado a ayudar a los cristianos a defender su fe y proclamar el evangelio de Jesucristo.