Reino contra reino

La tierra y sus moradores llevan años viviendo una guerra que inició con la rebelión de satanás, de generación en generación se ha vivido el choque de dos reinos, suceso que Yahweh dejó plasmado en su palabra la cual funge como la voz de autoridad que se levanta para hacerse oír proclamando que las puertas del hades no prevalecerán sobre la congregación de los santos. (Génesis 24:60/Mateo 16:18).

La falsa adoración que encontró su clímax con Nimrod, siguió su cauce esparciendo la semilla de muerte a la humanidad, logrando que ésta se corrompiera al punto de ofrecer sacrificios a Baal, Asera y Tamuz. El tributo a “la mujer y al hijo” a través de estos ídolos, desvió al pueblo hebreo de la misión por la que Yahweh los había escogido: Darse a conocer al resto de las naciones. Pero éstos terminaron rindiendo adoración a lo que no era Yahweh, al árbol y a la piedra y en un acto abominable el Nombre del Altísimo fue profanado al ser comparado con los ídolos, cuando nos deja claro en su palabra que no hay dioses con él ni fuera de él. (Deuteronomio 32:39).

El surgimiento del dios Esus data aproximadamente de tres mil años a.C. no era otra cosa más que la continuidad de la diosa fenicia y su legado: Tamuz, de esta manera tenemos que las tribus nómadas celtas se esparcieron hacia la India y Europa, ocupando las montañas de los Cárpatos, cadena de montañas de la parte central, específicamente en países como Eslovaquia, Polonia y Rumania para continuar “sembrando” el “gran engaño” en la humanidad. llegando a Grecia y Roma, el dios del vino Baco, es a quien le rendían honor con fiestas donde se realizaban orgías y cuya adoración está vinculada al culto primitivo del dios griego Pan, e introducida en Roma en el 200 a.C.

Cerca del 382 d.C. en el Concilio de Roma se le da la orden a Eusebio Hierónimo, conocido como Estridón de que tradujera los manuscritos hebreos al latín, la traducción llamada la Vulgata y publicada en el siglo IV de la era común, fue declarada en 1546 por la Iglesia Católica en el Concilio de Trento, siendo ésta la versión única, auténtica y oficial de la Biblia para la iglesia latina de la cual fue borrado el nombre de Yahweh y Yeshua, en sustitución de éstos se adoptó el nombre de “Jehová” dios protector de la ciudad de Roma y “Jesús” en honor al dios celta Esus, conocido como Tamuz “el ungido de Babilonia”. Porque no hay nada oculto que no llegue a ser manifestado, ni secreto que no haya de ser plenamente conocido y salga a luz. (Lucas 8:17).