La iglesia quedó estipulada por el Señor, con el objetivo de predicar su palabra.
Redacción, Veracidad News
“Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella”. Mateo 16:18.
Proveniente del griego “ekklesia” y del latín “ecclesiam” que significa, asamblea y agrupación de personas que comparten una opinión generalizada, la iglesia quedó estipulada por el Señor, con el objetivo de predicar su palabra.
Jesús, fue acusado y condenado por decir que era el hijo de Dios y por ser supuestamente un revolucionario que atentaba contra el gobierno de Roma. Estuvo alrededor de tres años y medio predicando, tiempo en el que alimentó a multitudes, sanó a muchos enfermos, resucitó muertos y enseñó al pueblo la verdad de Dios.
Pese a todas las buenas obras fue crucificado y para sorpresa de todos, resucitó al tercer día, como esta descrito en las Escrituras; “He aquí subimos a Jerusalén, y el Hijo del Hombre será entregado a los principales sacerdotes y a los escribas, y le condenarán a muerte, y le entregarán a los gentiles; y le escarnecerán, le azotarán, y escupirán en él, y le matarán; mas al tercer día resucitará”. Marcos 10:33-34.
Después de su resurrección fue visto por algunas mujeres, sus discípulos, y en cierta ocasión por más de quinientas personas. Los siguientes días, los utilizó para instruir a sus discípulos acerca de los acontecimientos que estaban por suceder. Compartió tiempo con ellos y les dijo que tenían una tarea que cumplir.
“Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén”. Mateo 28:19-20.
Cuando llegó el día de Pentecostés estaban los discípulos y seguidores de Jesús en un salón conocido como el aposento alto. Pedro, dirigido por el Espíritu Santo, se puso de pie con los demás apóstoles y alzando la voz comenzó a predicar acerca de Jesucristo. Allí se vio el poder de Dios en acción y aquel día se convirtieron al evangelio tres mil personas. Así comenzó la Iglesia.
El evangelio fue predicado no solo en Jerusalén, sino también en Judea y Samaria. La vida de los primeros creyentes era caracterizada por la unidad que existía entre ellos. Estaban siempre juntos perseverando en las enseñanzas de los apóstoles, tenían comunión los unos con los otros, comían juntos y oraban.
