El ADN fue descubierto por una judía

Trabajó tres años en el Laboratorio de Servicios Químicos Estatales en París. Ahí estudió la técnica que la acercaría a conocer el “secreto de la vida” (la estructura del ADN). 

Redacción, Veracidad News

Rosalind Franklin, fue una de las mujeres que logró destacar en una época en donde no tenía muchas posibilidades de realizarlo, esto, gracias a que con su trabajo pudo clarificarse la estructura de doble hélice del ADN.

Nacida el 25 de julio de 1920, Rosalind Elsie Franklin, fue hija de un banquero judío. En 1940, a los veinte años, le escribió a su padre uno de los textos que más la han identificado:

“La ciencia y la vida ni pueden ni deben estar separadas. Para mí la ciencia da una explicación parcial de la vida. Tal como se basa en los hechos, la experiencia y los experimentos”.

Un año más tarde, es decir, en 1941, se graduó en física, química y matemáticas de la Universidad de Cambridge. Para 1945 obtuvo un doctorado en química física con su trabajo en las microestructuras del carbón y del grafito.

Posteriormente, trabajó tres años en el Laboratorio de Servicios Químicos Estatales en París. Ahí estudió la técnica que la acercaría a conocer el “secreto de la vida” (la estructura del ADN) y la aplicación de técnicas de difracción de rayos X.

Diversos estudios anteriores conforman el descubrimiento de la estructura de doble hélice del ADN, pero son a James Watson y Francis Crick a quienes se les atribuye. La historia sobre la muy famosa Fotografía 51 se refiere a la prueba clara de la estructura de doble hélice, dicha imagen fue conseguida por el trabajo de Franklin e incluso en sus nots la describió así.

El ADN es la molécula encargada de portar nuestra información biológica. Su abecedario se compone únicamente de cuatro letras (A, C, G y T), que se disponen de diversas formas, para así dar frases y palabras que conforman en conjunto el gran libro de nuestro genoma.

Con o sin el reconocimiento en forma de premios, Rosalind Franklin descubrió algo importante en la Biología. Sus demás trabajos también fueron de vital importancia ya que dedicó sus labor al estudio de virus, en especial al del mosaico de tabaco y el poliovirus. Murió a los 37 años en Londres a causa de bronconeumonía, carcinomatosis secundaria y cáncer de ovario.