El autor del libro de Filipenses fue el apóstol Pablo, probablemente con la ayuda de Timoteo, dicho libro fue escrito aproximadamente en el 61 d.C.
Uno de los factores que más destacan en el libro, fue la carta a los Filipenses, una de las epístolas de las prisiones de Pablo, fue escrita en Roma; donde el apóstol estuvo de visita en su segundo viaje misionero, que Lidia y el carcelero de Filipos con su familia, fueron convertidos a Cristo.
Ésta es una carta de gozo y exhortación donde Pablo expresa su afecto por los filipenses. Además, Pablo escribe de su aprecio por el constante testimonio y apoyo de los filipenses, con amor los motiva a que enfoquen sus acciones y pensamientos a la búsqueda del camino de Yeshúa.
En esta carta, Pablo nos enseña que compartir el evangelio es una obra de obediencia. Mientras hablamos a las personas acerca de las buenas nuevas de Yehsúa, el Espíritu Santo nos llena de gozo eterno que podemos compartir con otros.
Filipenses nos enseña que los creyentes necesitan humillarse y pensar como Yeshúa piensa; Él se humilló cuando sufrió y murió por nosotros no solo para satisfacer la justicia de Yahweh, sino para establecer el ejemplo que nosotros debemos seguir.
Otra de las características que nos enseña la carta a los filipenses es que la fuerza, gozo y paz vienen cuando conocemos la Palabra del Señor. Pablo siempre trataba de conocer a Yahweh de una mejor forma; nosotros debemos hacer lo mismo.
La carta a los filipenses nos recuerda que Yeshúa prometió estar con nosotros siempre, especialmente en los momentos de preocupación o problema. Él nos pide que le digamos nuestras necesidades, y que lo hagamos con actitud agradecida.
Con información de Yajahira Valtierra, Veracidad News.
