¿Cómo criar a los hijos en la disciplina de Dios?

Si educar a los hijos fuera una tarea fácil, a nadie le interesaría mucho leer artículos de revistas como los arriba indicados. La gran cantidad de libros que se publican sobre la crianza de los hijos iría menguando. Y el caso es que nunca ha sido fácil criar a los hijos. Ya lo dijeron las Escrituras hace miles de años: “Hijo necio, tristeza de su padre y amargura de su madre” (Proverbios 17:25).

En nuestros días, muchos padres no están seguros de cómo deben administrar la disciplina, a pesar de la abundancia de consejos sobre el tema. ¿Puede ayudarles la Biblia?

El verdadero significado de la disciplina

Las Santas Escrituras exponen con claridad el papel de los padres tocante a la disciplina. Por ejemplo, Efesios 6:4 exhorta a los varones que son padres: “No estén irritando a sus hijos, sino sigan criándolos en la disciplina y regulación mental de Jehová”. Según este versículo, la responsabilidad principal en el cuidado de los hijos recae en el padre, aunque como es natural, la madre colabora con él.

La obra The Interpreter’s Dictionary of the Bible indica sobre este asunto: “En la Biblia, la disciplina se relaciona estrechamente por un lado con la educación, la instrucción y el conocimiento, y por el otro, con la censura, la corrección y el castigo. La aplicación natural del término es en el ámbito de la educación de los hijos”. Por lo tanto, disciplinar es mucho más que reprender; abarca toda la formación que los hijos precisan para desarrollarse. Ahora bien, ¿qué pueden hacer los padres para ‘no irritar a sus hijos’?

Muestre empatía

¿Qué irrita o molesta a los niños? Suponga que tiene un compañero de trabajo irascible e impaciente a quien nada de lo que usted hace le parece bien, que encuentra faltas a todo lo que hace o dice. Por regla general desprecia su trabajo, por lo que usted se siente rechazado como persona. ¿Verdad que se sentiría molesto y desanimado?

Lo mismo le ocurre al niño cuyos padres están siempre encima de él o que constantemente lo regañan con severidad. Es cierto que los hijos necesitan corrección de vez en cuando, y la Biblia autoriza a los padres a dársela. El asunto es que irritar al pequeño con un trato brusco o falto de cariño puede lastimarlo emocional, espiritual e incluso físicamente. 

Sus hijos merecen su atención

Los padres tienen que dedicar tiempo a sus hijos. Con respecto a las disposiciones reglamentarias de Dios, Deuteronomio 6:7 les dice a los padres: “Tienes que inculcarlas en tu hijo y hablar de ellas cuando te sientes en tu casa y cuando andes por el camino y cuando te acuestes y cuando te levantes”. Los niños nacen con la necesidad de sentir que sus padres se preocupan de verdad por ellos. Si mantiene conversaciones relajadas con ellos todos los días, podrá comprender sus sentimientos e inculcarles más fácilmente los principios bíblicos en su corazón, lo que los impulsará a ‘temer al Dios verdadero y guardar sus mandamientos’ (Eclesiastés 12:13). Todo esto forma parte de la disciplina divina.

Si comparáramos la crianza de los hijos a la construcción de una casa, la disciplina sería una de las herramientas de trabajo. Cuando los padres la utilizan bien, pueden edificar hermosas cualidades en la personalidad de sus hijos y prepararlos para afrontar las dificultades de la vida. Proverbios 23:24, 25 indica el resultado: “Sin falta el padre de un justo estará gozoso; el que llega a ser padre de un sabio también se regocijará en él. Tu padre y tu madre se regocijarán, y la que te dio a luz estará gozosa”.

La “regulación mental de Jehová”

Efesios 6:4 menciona la “regulación mental de Jehová”. La expresión griega original para “regulación mental” se traduce en algunas Biblias como “formación”, “buenos consejos” y “exhortación”. Todas estas expresiones indican que no basta con que la familia lea las Escrituras o cumpla rutinariamente con su estudio bíblico. Los padres han de asegurarse de que los hijos comprendan el significado de la Palabra de Dios, la importancia de la obediencia, el amor que Jehová les tiene y la protección que les ofrece.

¿Cómo lograrlo? Judy, madre de tres hijos, vio que no era suficiente con que estuviera recordándoles constantemente a sus hijos los principios divinos. “Me di cuenta de que no les gustaba que les repitiera las mismas cosas de la misma forma una y otra vez. Me puse a buscar otras maneras de enseñarles. Una de ellas fue usar artículos de ¡Despertad! que presentaran la cuestión con un enfoque diferente. Así aprendí a darles a los niños los recordatorios que necesitaban, sin irritarlos.”

Angelo, cuya familia pasó por una crisis, explica cómo enseñó a sus hijas a meditar en la Palabra de Dios: “Leíamos textos bíblicos juntos, y yo me centraba en algunas frases para mostrarles cómo podían aplicarlas a sus circunstancias. Más adelante, cuando leían la Biblia por su cuenta, las veía muy concentradas, meditando en el significado que esta encerraba para ellas”.