¿Haz escuchado hablar de la Neumonía?

La neumonía es una infección respiratoria aguda que afecta a los pulmones.

Estos, están formados por pequeños sacos, llamados alvéolos, que —en las personas sanas— se llenan de aire al respirar. Pero en las que tienen la enfermedad están llenos de pus y líquido, lo que hace dolorosa la respiración y limita la absorción de oxígeno.

Virus, bacterias y hongos, son los principales factores que la provocan, siendo los que se encuentran comúnmente en la nariz o garganta de los niños, que pueden infectar los pulmones al inhalarse. Además, puede propagarse por medio de la sangre, sobre todo en el parto y en el período inmediatamente posterior.

Los síntomas de la neumonía vírica y los de la bacteriana son similares. En menores de 5 años se presenta tos y/o dificultad para respirar, acompañadas o no de fiebre, y se diagnostica por la presencia de taquipnea (respiración rápida) o tiraje subcostal (depresión o retracción de la parte inferior del tórax durante la inspiración, cuando en las personas sanas en este se produce una expansión).

La mayoría de los niños sanos pueden combatir la infección mediante sus defensas naturales, pero los pequeños inmunodeprimidos presentan un mayor riesgo de contraer la enfermedad.

La neumonía es la principal causa individual de mortalidad infantil en todo el mundo, debido a que se calcula que provocó la muerte de aproximadamente 920 136 niños menores de 5 años en 2015.

La mayoría de los casos son tratados con antibióticos; sin embargo, la prevención es un componente fundamental para reducir la mortalidad infantil. Una nutrición adecuada es clave para mejorar las defensas naturales del niño, comenzando con la alimentación exclusiva con leche materna durante los seis primeros meses de vida.