Iglesia del primer siglo

Redacción, Veracidad News

Iglesia, traducido del griego ekklesia significa, “asamblea”, “reunión” o “congregación”. Desde el siglo V antes de Cristo, se aplicaba a cualquier grupo de ciudadanos griegos que se reunían con un propósito.

Dichas congregaciones están mencionadas desde el Antiguo Testamento, como se describe en el libro de Salmos, capítulo 68, versículo 26: “Bendecid a Dios en las congregaciones; Al Señor, vosotros de la estirpe de Israel”.

Y es que es precisamente Dios, la base de estos sitios que hasta el día de hoy sirven para su adoración: “edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor; en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu”. Efesios 2:20-22.

En las Epístolas, los edificios que se usaban específicamente para reuniones en iglesia eran las casas privadas, incluida la de Aquila y Priscila Las iglesias de Asia os saludan. Aquila y Priscila, con la iglesia que está en su casa, os saludan mucho en el Señor”. 1ª Corintios 16:19. Los grupos eran relativamente pequeños, compuestos por miembros del círculo de familia cercano y asistían aproximadamente 40 personas.

Debido a la persecución en el primer siglo, los cristianos se reunían donde podían. Antes del tiempo de Constantino, el cristianismo no se reconocía como religión por parte del gobierno romano. Hasta el siglo dos, no se les permitía erigir iglesias y se veían obligados a adorar en hogares privados, en el campo, o, para escapar de la persecución, en las catacumbas y en otros lugares ocultos.

Los primeros cristianos se apoyaban los unos a los otros. Abrazar el Evangelio significaba aceptarse en hermandad y compañerismo como miembros de la morada de Dios. “Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios”. Efesios 2-19.

Compartían sus posesiones y hacían provisiones para los menos afortunados, viudas y huérfanos; se les conocía por su amor y lealtad. Las comidas eran importantes en la vida de la iglesia, debido a que el compañerismo que se tenían hacía que fuera una ocasión gozosa para celebrar y demostrar su nuevo parentesco en la familia de Jesús.

“Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable; vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia”. 1ª Pedro 2:9-10.