¿La Biblia fomenta el machismo?

Existe un concepto equivocado sobre el valor que una mujer tiene para las Escrituras. Mucha gente, ya sea por prejuicio o ignorancia, acusa a la Biblia de ser misógina.

Se toman versículos o fragmentos quitados de contexto, para argumentar en contra de ella, y de esa manera sin entender el momento ni las circunstancias en que ocurrieron esos hechos, querer “demostrar” que está llena de leyes que atentan contra la mujer.

Existe la posibilidad de que una lectura superficial de algunos pasajes, hecha con los lentes del prejuicio, podría dar a entender eso; pero un conocimiento más profundo y el contexto general de toda la Biblia nos muestra el plan de Yahweh y el propósito para las mujeres.

Podemos ver en el principio mismo, en el libro de Génesis 1.27, el valor que Dios le da a la mujer y al hombre, sin hacer distinción entre ambos y dándoles la misma identidad de dignidad, diciendo que a ambos los hizo ” a Su imagen y semejanza”.

Dios creo a la mujer con un propósito y equipada con innumerables dones, algunos exclusivos de ella para complementar al hombre y viceversa.

Un caso puntual para ejemplificar es cuando Él dice que el hombre debe de tener una sola esposa y los fariseos le reclaman que Moisés les había dado la posibilidad de divorciarse y casarse con otra. La respuesta de Yeshúa es muy reveladora.

Mateo 19:9 : “Y Yo os digo que cualquiera que se divorcia de su mujer, salvo por causa de fornicación, y se casa con otra comete adulterio; y el que se casa con la divorciada, comete adulterio”.

Por esta, entre otras razones inspirados en las enseñanzas del Maestro, han luchado por la dignificación de la mujer y, en ese sentido, las Escrituras han sido fundamentales para la reivindicación de ellas a lo largo de la historia.

La Biblia pide al hombre amar a su esposa como así mismo. Estar dispuesto a dar la vida por ella. Respetarla, honrarla. dignificarla. Amarla como Cristo a la Iglesia, al punto de morir por ella. Serle fiel. Serle leal. Tratarla con delicadeza. Ser atento con ella. Darle dotes. Formar la imagen de Cristo en su vida. Ser un proveedor.

Tratar a sus suegros como padres y a sus cuñadas como hermanas, con toda pureza y respeto.

 

Con información de Yajahira Valtierra, Veracidad News.