Los seres humanos entendemos muy poco acerca de las fiestas para honrar y adorar a Dios.
Redacción, Veracidad News
Actualmente, cada país cuenta con diversas celebraciones o fiestas, las cuales sirven como recordatorio de importantes acontecimientos en la historia de la nación que proporcionan una continuidad entre el pasado y el futuro.
Sin embargo, los seres humanos entendemos muy poco acerca de las fiestas para honrar y adorar a Dios. Como resultado, generalmente suponemos que el carnaval, la cuaresma, la navidad y muchas otras, son representaciones fidedignas de temas bíblicos, a pesar de que en ninguna parte de las Escrituras se encuentran mencionadas tales celebraciones.
Por otro lado, el Señor sí ordenó que se celebren varias fiestas en su honor, las cuales para muchos son casi desconocidas; “Habló Jehová a Moisés, diciendo: Habla a los hijos de Israel y diles: Las fiestas solemnes de Jehová, las cuales proclamaréis como santas convocaciones, serán estas”.
Es en el capítulo 23 del libro de Levítico, donde Dios las dejó establecidas; se trata del día de reposo, la Pascua, la fiesta de las Primicias, la de las Semanas, Trompetas, el día de la expiación y la fiesta de los Tabernáculos.
Por lo general, se cree que estas fiestas eran para el antiguo pueblo de Israel y que fueron abolidas después de la crucifixión del Mesías. Suponen que simplemente apuntaban hacia Cristo y que si Él vivió hace 2,000 años, por ende hace mucho tiempo dejaron de estar vigentes.
Para sorpresa de muchos, el Nuevo Testamento muestra que Jesús guardaba las fiestas, e incluso mucho después de su muerte, sus discípulos aún seguían su ejemplo y continuaban guardándolas.
“Pero después que sus hermanos habían subido a la fiesta, entonces subió Él también, no abiertamente, sino como en secreto”. Juan 7:10.
En el libro de Salmos, 111:10 dice; “El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; Buen entendimiento tienen todos los que practican sus mandamientos; Su loor permanece para siempre”.
Por consiguiente, la celebración de las fiestas proporciona la clave que le da sentido a la existencia humana, porque nos permite entender el plan que Dios tiene para el futuro de la humanidad.
“En Él asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad”. Efesios 1:11.
Las celebraciones sirven como recordatorios de cómo se propone el Señor traer vida eterna a la humanidad, pese a que las decisiones y hechos que muchas veces tomamos nos han apartado constantemente de Él y han producido sufrimiento y muerte.
