Todo aquél que desee creer en la reencarnación, puede hacerlo con toda libertad, pero lo que no sería lógico, es que siguiera auto denominándose “cristiano”. Porque el cristianismo cree en la resurrección de los muertos, que es la gran esperanza de los hijos de Dios. Y la resurrección es absolutamente incompatible con la creencia oriental de la reencarnación.
En la filosofía de la reencarnación, creen que todos deben pasar por muchas etapas, donde van reencarnándose incluso en diferentes especies menores. Tal es así, que los exponentes más fieles de esa creencia, se les ve en la India caminar con una escoba, barriendo el polvo del suelo antes de poner su pie, dicen que lo hacen para evitar matar algún antepasado suyo que pudiera haberse reencarnado en algún ser minúsculo.
Si ellos tuvieran acceso a un microscopio y observaran una gota de un vaso de agua que beben cada día, se asombrarían de la enorme cantidad de “parientes” que se tragan cada vez que consumen ese líquido.
La gran enseñanza de la Biblia es que habrá resurrección de los muertos, unos para condenación y otros para vida eterna junto al Señor. Se cree que el primer libro de la Biblia que se escribió, fue el de Job, y ya ese profeta dijo: (Job 19:26) “Y después de deshecha esta mi piel, en mi carne he de ver a Dios”.
Cristo dijo (y por eso nos llamamos “cristianos” porque creemos sus enseñanzas) : “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá”.
1Ts.4: 14-16 dice: “si creemos que Jesús murió y resucitó… los muertos en Cristo resucitarán primero”. Esta es la base del cristianismo, la resurrección de Cristo, y como él resucitó, también nosotros resucitaremos.
Creer en la reencarnación, es negar la obra de Cristo, porque estarían afirmando que Cristo tampoco resucitó, tendría que haberse reencarnado. Y en consecuencia, nosotros tampoco resucitaremos.
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