1 PEDRO 5:7 (NTV) “Pongan todas sus preocupaciones y ansiedades en las manos de Dios, porque él cuida de ustedes.”
Los cristianos a los que Pedro escribió esta carta estaban pasando muchas pruebas y sufrimientos, fruto de las persecuciones a las que estaban expuestos por proclamar el nombre de Cristo, causándoles ansiedad sobre su futuro como creyentes.
La ansiedad se define como distracción, preocupación y temor. Es una carga que se origina en la desconfianza y en la incredulidad, la cual, tortura y distrae la mente. Y en muchas ocasiones anula el servicio e impide que nos sintamos contentos con el servicio a Dios.
El hecho de ser cristianos no significa que no suframos dificultades, tribulaciones, enfermedades, escasez, necesidades, etc.
La ansiedad es un estado de inquietud producido por el deseo, el ansia de conseguir algo.
Cuando nos llega esa necesidad, ese deseo, ese estado de inquietud, Dios nos pide que le entreguemos esas preocupaciones a él. Dársela a Él significa, que confiemos en que Él nos ayudará a lograr lo que estamos esperando o lo que necesitamos según su voluntad.
Ahora bien, echar es arrojar, confiar, rendirse a, entregar a, encomendar, tirar, lanzar, depositar, dar, poner sobre alguien una responsabilidad; “Poner nuestras preocupaciones y ansiedades en las manos de Dios” es un gran paso para liberarnos. Esto no significa que nos quitaremos esa responsabilidad, si no que debemos confiar en que Dios está interesado en cada uno de nosotros, y por ello, cumplirá sus promesas de protección y cuidado a cada uno de sus hijos.
