El amor es un atributo de Dios hacia nosotros, es un aspecto central de su carácter, y su persona. Y por ello, nos ha dado la capacidad de amar como Él lo hace.
REDACCIÓN VERACIDAD CHANNEL.
1 JUAN 4:16 (RVR60) “Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él.”
El amor es un sentimiento exclusivamente humano que no puede reducirse a un producto de la evolución; más bien, es algo que proviene directamente de nuestro Creador.
Cuando pensamos en amor es fácil pensar en los buenos sentimientos. Pero el verdadero amor no depende de los sentimientos. Se trata de algo mucho más que lo que siento por alguien, un amor romántico, un miembro de mi familia, un amigo, un compañero de trabajo. Y las Escrituras nos exhortan a buscar la perfección del amor de Dios en nuestras vidas.
Dios creó al hombre a su imagen y semejanza, es por ello que, tenemos la capacidad de amar. GÉNESIS 1:26
No podemos amar al prójimo sin amar a Dios. Y no podemos decir que amamos a Dios si no amamos al prójimo, pues el amor a Dios necesariamente se traduce en amor al prójimo. MATEO 5:43-46 (RVR60) “Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos?”
El mayor ejemplo del amor de Dios hacia nosotros está en JUAN 3:16 “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”
El amor es un atributo de Dios hacia nosotros, es un aspecto central de su carácter, y su persona. Y por ello, nos ha dado la capacidad de amar como Él lo hace, a través del poder del Espíritu Santo, solo debemos recibir a Jesucristo como nuestro Salvador.