Aunque son utilizadas con cotidianidad y quizá pueden parecer inofensivas, realmente las bolsas de plástico son un uno de los factores que causa mayor daño al medio ambiente.
Este objeto se usa principalmente para transportar pequeñas cantidades de mercancías, dañan la flora y fauna de nuestro planeta.
Para fabricarlas se usan grandes cantidades de energía eléctrica, están compuestas de sustancias derivadas del petróleo; pueden estar hechas de polietileno de baja densidad, polietileno lineal, polietileno de alta densidad o de polipropileno, polímeros de plástico no biodegradable, con espesor variable entre 18 y 30 micrómetros. Asimismo, las bolsas serigrafiadas suelen contener residuos metálicos tóxicos.
Cabe destacar que tardan en degradarse entre 150 y 500 años. Anualmente, circulan por el mundo entre 500 mil millones y un billón de estos productos.
La gran mayoría acaba siendo desechada sin control, contaminando tanto las ciudades como los ecosistemas naturales. Su impacto en el mar es letal para animales como tortugas, ballenas o delfines, que mueren tras ingerirlas o enredarse en ellas. Por todo ello, las bolsas de plástico son mucho peor de lo que puede parecer a simple vista.
De acuerdo con Cicloplast, sociedad sin ánimo de lucro, comprometida con el medio ambiente, sólo el ocho por ciento de las bolsas de plástico que abundan alrededor del globo terráqueo son recicladas.
Estados Unidos y la Unión Europea consumen el 80% de la producción mundial, aunque su generalización en los países en vías de desarrollo está agravando el problema. En España, cada ciudadano consume de media al año 238 bolsas de plástico: más de 97.000 toneladas, según Cicloplast.
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