¿Cómo identificar tu llamado?

El llamamiento es la voluntad de Dios que tiene para nosotros, en la Biblia se encuentran muchos ejemplos que sobre tareas especificas que cumplieron los apóstoles y seguidores de Cristo Jesús, quienes se quebrantaron para cumplir las tareas que nuestro Padre les encomendó.

Por ejemplo, Pablo de Tarso se dedicó a compartir el evangelio en la iglesia de Corintio, les dijo a los oyentes que no era apóstol y nuca había visto a Jesús, sin embargo su labor era hablarles sobre la Palabra del Señor (1 Corintios 9).

1 Corintios 1:9 : “  Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor” ( versión RVR 1960).

En la Escritura encontramos tareas que debemos cumplir todos por el simple hecho de ser hijos de Dios. Una de las más conocidas está escrita en el libro de Mateo capítulo 28;donde se nos envía a ir y hacer discípulos. Esto no es para algunos miembros particulares de la iglesia, sino para todos. Así sucede con la voluntad general del Señor; aplica a todos aquellos que desean seguirle.

Con respecto a la voluntad especifica que el TodoPoderoso tiene para nosotros, está relacionada con nuestros dones y talentos, Así nuestro Padre nos marca el camino sobre el cual podemos ir usándolos. En definitiva, la voluntad específica es lo que habitualmente conocemos como llamado.

¿Pero cómo podemos identificar nuestro llamado?

1.-Leer la Escritura y llevar a cabo sus sabios consejos en nuestro diario vivir

2.- Detectar en que somos buenos y cómo a través de nuestra labor podemos ayudar a los demás

3.- Por medio de la tarea elegida ,sea cual fuera, debemos siempre llevarla de la mano con la Palabra de Dios.

4.-Ante todo debemos aceptar a Jesús como nuestro salvador y tener claro que nuestro llamado no es una alternativa sino una obligación que hará una gran diferencia en nosotros y en quienes ayudemos por medio de nuestro deber.

5.-Tenemos que entender que el Señor planeó nuestro llamado y el propósito de nuestra vida incluso desde antes de que naciéramos.

Jeremías 1:5: “Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones” (versión RVR 1960)

Con información de Yajahira Valtierra, Veracidad News.