Cuando las temperaturas descienden en otoño, el número de pequeños con gripa aumenta, cada año se dan recomendaciones dirigidas en su mayoría para prevenir el contagio, y a pesar de esto los mitos permanecen a través de los años.
Hablemos de los más comunes. El primero es que: “los síntomas de la gripe son los mismos en niños y adultos”, esto es totalmente falso, la edad de los niños es un factor determinante, los más pequeños comúnmente manifiestan fiebre sin una causa aparente, además de somnolencia o pérdida de apetito.
El segundo es que: “la gripe les disminuye la defensas facilitando la posibilidad de contraer otro virus”, esto es totalmente cierto, la gripe altera de gran forma la barrera defensiva por lo que es más fácil sufrir infecciones simultaneas, al ser una enfermedad vírica, los vuelve susceptibles a más virus y bacterias.
Tercero, “Los niños se vuelven inmunes a la gripe si ya la padecieron antes”, es cierto, a su paso, la gripe deja inmunidad para ese virus gripal, y a su vez, refuerza el sistema inmunológico para virus padecidos con anterioridad.
“Recaen en la gripe porque fue mal curada”, definitivamente esto es falso, no existe un fármaco capaz de curar la gripe, así que no se puede considerar de esa manera pero, si existen complicaciones como la otitis, neumonías o inclusive insuficiencia renal, estas dependen del virus que infectó al niño.
¿Lavarse las manos previene el contagio? Cierto, esta es la medida más importante de prevención para infecciones respiratorias, en niños y adultos.
Por último, “el incremento de temperatura debilita el virus de la gripe y disminuye el número de contagios”, obviamente esto es falso, por más razonable que se escuche, pues debido a la gran variabilidad y capacidad de adaptación, se descarta, porque se puede adaptar a nuevas condiciones.
Lo cierto es que con buenos hábitos alimenticios e higiénicos el riego de contagio es menor.
